Javier Seco y Goñi

Javier Seco y Goñi
Catedrático
Discurso de ingreso en la Academia Estúpida de las Artes y las Letras.

Presentado por el aspirante a idiota Javier Seco y Goñi

A quien pueda interesar.

Atentamente suyo.

Esta incoherencia inicial y penúltima como discurso de acceso a tan estulta academia me parece suficientemente idiota como para justificar mi ingreso en ella. No obstante y después de haber echado una miradita a los discursos de los académicos veteranos intentaré enhebrar dos o tres estupideces más para aproximarme, cuando menos en extensión, a mis lerdos predecesores

Como sé que te gusta el arroz con leche, por debajo de la puerta te va un ladrillo.

Otro sinsentido que debemos al saber popular (y a mi surrealista madre) pero que ilustra grandilocuentemente las intenciones que me guían al solicitar la entrada a su sinsorga empresa. Como buen majadero de adopción (nací cortito y el entorno  se encargó de acrecentar mis dotes) he llegado orgullosamente a ostentar de mis sandeces durante 65 años sintiéndome gregario pero sin carnet. Con esta oportunidad que me brindan se me abre un universo de posibilidades de integración y colaboraciones insospechadas además de lo que puedo aprender, sintiéndome reconocido y uno más, entre tan insensa (tos) compañeros.

A buen entendedor aguas mil y no le mires el diente;

abrir cada párrafo con una memez se está convirtiendo en tendencia como sin duda habrán observado. Se debe, funda, mental y mente, al sinsentido sentido de tener que rellenar 3843 caracteres con una sarta de estupideces merecedora (la sarta y las estupideces también) de su atención y de su paciencia.  Decía un poeta admirado y sin embargo amigo “..apaciento mansamente las palabras hasta el redil de la Poesía. Una vez reunidas, a menudo me parece que no son las mías.”. Yo, que soy tonto, pienso que las palabras son veleidosas; para cada uno muestran un significado.

Defender la idiotez como una de las bellas artes es otra de las tareas a la que he dedicado gran parte de mi vida.

Al ser tan cretino como para elegir a temprana edad la profesión artística como medio de vida y crecimiento personal, comencé prontamente a ejercer como lelo dentro de las más variadas disciplinas artísticas. Progresivamente he ido desechando cualquier procedimiento o actitud medianamente coherente para no fracasar reiteradamente en el mercado del arte. Para tener éxito fracasando o en su defecto para fracasar triunfando es imprescindible que te la sople cualquiera de las dos opciones. En cualquier caso el reconocimiento artístico es usualmente post mortem con lo cual hay que ser realmente borrico para pretenderlo en vida.

En resumen y para ir terminando,

considero un privilegio que tan loados vates  hayan tenido a bien fijarse en este cretino sexagenario, que no sexogeriátrico, para engrosar sus filas en tamaña academia. Espero defraudar absolutamente todas sus expectativas hacia mi estólida persona y hacerme merecedor de nada y maestro de lo contrario a la sombra de sus e milencias. Así mismo y desde el momento de ser aceptado, quizás antes, prometo dedicar todas mis energías (que rima con mil encías) a la difusión  propagandística de esta gaznápira institución con el afán proselitista de encontrar nuevos miembros/as que se adhieran como zoquetes/as con el propósito evidente de cambiar la masa crítica mundial y hacer, de una vez por todas, este planeta  mucho más habitable.

MIAuuuu maulló dijo el gato bostezando mientras escribo estas letras,

señal inequívoca de que la extensión de este discurso acróstico e infumable supera hace párrafos la tolerancia y mansedumbre de sus lectores. Agradezco sinceramente su benevolencia y su increíble constancia al llegar hasta aquí y termino esta memez como ya anunciaba al principio;

Atentamente suyo

                                                                          Javier Seco y Goñi.         Granada .Albores de 2023

P.S. Léase con paridad de género todo/a  el/la escrito/a.

RIDÍCULUM VITAE

Javier Seco y Goñi.

San Sebastián .Guipúzcoa. 1958

Ya desde pequeño era un infatigable constructor de galerías en los montones de arena de las obras y, a día de hoy, sigue manchándose las manos y mirando por los agujeros. Suele ser puntual aunque en Málaga se quedó dormido y llegó tarde para hacer una performance que versaba sobre el sueño. Alguno hay que se lo recuerda siempre.

Agradecido por el atributo de poeta, es visual desde sus orígenes y su relación con la palabra es permanente en su producción artística. Trashumante entre las artes, es adicto pertinaz a la belleza y tozudo en su empeño por trabajar en colectivos. Intenta convivir lo más inofensivamente posible con la naturaleza, cuidar sus improntas y aprender a amar como forma de vida.

Persigue la autosuficiencia sin salpicar al otro, cultiva un huerto, come de él y valora la integridad cual estandarte. Sueña, como John Lennon, con Imagine como utopía de desayuno; es un admirador incondicional de quien sabe cantar y tiene voz para hacerlo y ha intentado ser un buen padre.

La ironía y las preocupaciones medioambientales son una constante en sus piezas.

La naturaleza y vivir en armonía con ella como únicas salidas para nuestra supervivencia en el planeta, son las preocupaciones fundamentales de este ARTivista cuya denuncia social  se hace siempre desde la vertiente de la sugerencia.

Inquieto y preguntón por naturaleza, con una amplia trayectoria expositiva nacional e internacional, mantiene un estrecho vínculo  con la Palabra, la Poesía  Visual y el Poema Objeto.

Elabora, asimismo, Acciones, Performances e Instalaciones y pertenece a los colectivos artísticos   LUZ Y Cía y Laquerencia  Acciones y Poéticas.

Algunos de sus quehaceres de imagen pública y los títulos que han tenido a bien otorgarle, si quiere satisfacer su curiosidad, están en:

https://javierseco.org    

Juan Fran

Juan Fran Núñez Parreño
Catedrático
Discurso de ingreso en la Academia Estúpida de las Artes y las Letras.

Presentado por el aspirante a idiota Juan Fran Núñez Parreño

Estimados, desestimados y timados, ilustres e ilusos, miembros y miembras de esta Academia Estúpida tupida de Artes y Letras:

Nunca me vi en un aprieto como este de escribir un discurso sin cursivas ni negritas para un organismo orgásmico como es este, así que apretaré los dientes y las filas, le echaré toda la estupidez que pueda y veré lo que me sale, porque no soy yo un tipo de decir muchas palabras, más bien soy de decir muy pocas ya que lo que sí digo son muchos silencios mientras dejo que mis pensamientos y sentimientos salgan de mi estúpida cabeza y se plasmen ellos mismos en imágenes estúpidas o en breves textos con esa misma característica.

Nací el primer día del octavo mes del año bisiesto de las olimpiadas de Múnich en un lugar de La Manchuela albaceteña de cuyo nombre quiero acordarme que es Villamalea, un pueblo agrícola y emigrante. Para situar mi pueblo con más precisión geográfica diré que está al lado de otro pueblo en el que nació alguien que una noche metió un balón dentro de tres palos, allá en Sudáfrica, y millones de estúpidos salieron a las calles a festejar haber ganado ellos también un trofeo mundial a la estupidez.

Me crié entre las calles y las eras de mi pueblo, y sus viñedos, olivos, almendros, ciruelos, sembrados y azafranares, trabajando en esos campos como un tonto (estúpido) desde niño. Iba a la escuela y al salir jugaba y hacía las estupideces normales de esa edad. En más de una ocasión, cuando venía del campo de coger la rosa del azafrán, o almendros, o aceituna, o de vendimiar, entre otras tareas agrícolas, otros niños y niñas y niñes, que por la alta clase social de su familia y su boyante cuenta bancaria no se rebajaban a semejantes humillaciones, se reían de mí y me señalaban diciéndome que era un pobre gilipollas, o lo que es lo mismo, un gilipollas pobre, o lo que es lo mismo, un pobre estúpido pobre. Ahí empecé a entender que la estupidez es algo gratis, y como tal, la gente coge toda la que quiere, y todos esos rebosaban por todos lados de esta característica exclusiva de la humanidad inhumana.

La primera gran lección estúpida de mi vida, que me sirvió para los duros años futuros, la aprendí en el instituto el primer día en el primer curso de BUP. El que iba a ser el profesor de música y dibujo nos dijo a todos los inocentes allí presentes:

–Os voy a hacer una sencilla pregunta, y todo el que la responda correctamente tendrá aprobadas las asignaturas de música y plástica desde hoy para todo el curso con un diez, y no tendrá que asistir a estas clases ni hacer nada más en estas materias.

Todos nos quedamos sorprendidos ante semejante propuesta: librarnos de dos asignaturas todo un año solo con responder una sencilla pregunta, así que pusimos toda nuestra atención dispuestos a usar todo nuestro intelecto y/o estupidez en esta tarea. El profesor hizo la pregunta:

–¿Qué es el arte?

Toda la clase escuchó esas palabras de boca del experto espectro, y tras un breve silencio en el que todas nuestras neuronas y hormonas se unieron para hacer un esfuerzo en común y lograr superar esta prueba, poco a poco fuimos levantando el brazo y respondiendo con toda nuestra sabiduría acumulada los años anteriores en la EGB. Uno dijo que el arte son todas las cosas bonicas que hace el hombre y que sirven para adornar en las paredes de las casas o en otros lugares. Otro dijo que el arte eran los cuadros que hay en los museos como el museo del Prado. Una chica dijo que el arte eran las estatuas que hicieron los griegos o los romanos, los cuadros de pintores como Goya o Velázquez, y cosas así. Otra respuesta fue que el arte es todo lo que gusta mirarlo y admirarlo pero no se puede tocar. Y así, una tras otra fueron sucediéndose las repuestas del alumnado en aquella aula. Al terminar, el profesor chiflado, que fue ese el mote que le pusimos a partir de aquel día, nos dijo que nadie había respondido correctamente, fue a la pizarra, cogió la tiza y escribió en ella su famosa pregunta mientras nos daba la respuesta, esa que nos habría librado de la codena de dos asignaturas un año entero:

–Mirad, yo os he preguntado ¿qué es helarte?, y la respuesta correcta es que helarte es morirte de frío.

Y así nos quedamos todos, helados, estupefactos y con caras de gilipollas, aunque no es lo mismo quedarse con cara de gilipollas que ser un gilipollas, y encima yo que soy agostizo y muy friolero, pues me quedé aún más helado, más estupefacto y con más cara de gilipollas que los demás. A partir de ahí entendí que un estúpido es el que dice o pregunta estupideces aunque sea todo un profesor, y con el tiempo me di cuenta que cualquier estúpido como ese, o sea, cualquier gilipollas, y aquí da igual la cara que ponga, puede ser profesor, jefe, alcalde, ministro, presidente, futbolista, rey o papa.

Los años estúpidos fueron pasando llenos de estupideces. Estudié Relaciones Laborales en la Universidad de Castilla – La Mancha en Albacete, y al acabar no tuve relaciones laborales, relaciones de otro tipo sí que tuve, pero me reservo hablar de esas historias porque la mayoría fueron estúpidas, y me arrepiento de no haber tenido más relaciones y más estúpidas.

Me declaré objetor de conciencia totalmente consciente, omnipresente y convencido de la estupidez del mundo militar y de las guerras, que es diferente a esos otros que se hacían objetores de conveniencia, y al parecer el mayor estúpido y cobarde era yo a ojos de los patriotas de bandera y de bocaza. Pues yo me quedo con mi estupidez y ellos que se vayan con la suya y se la metan por el bujero por donde entran los supositorios que son como balas pero sin pólvora, y así todos tan felices y estúpidos. Hice mi prestación social sustitutoria en la cruz roja llevando una ambulancia, porque puestos a llevar una cruz preferí llevar esa que es roja, como yo, y ayuda a los necesitados, y no lo otra que crucifica a la gente con sus estupideces.

Un día me di cuenta que mucha gente hace las cosas o toma sus decisiones estúpidas porque le da su real gana, pero yo, en mi innata estupidez decidí hacer las cosas y tomar mis decisiones estúpidas por mi republicana gana, para estúpido yo, y además tricolor y rojo.

Siguieron pasando los años y en un momento de mi vida sentí tenía un vacío tan grande dentro de mi mente y de mi corazón que ni mi estupidez, que es inmensa, podía llenarlo, así que empecé echar a ese gran hueco estupideces como poemas, cuentos, poesía visual y estupideces similares, y descubrí que fui mucho más feliz, y quizá también más estúpido, y que encontré un sentido a mi vida estúpida. Descubrí, a mi manera, la respuesta a lo que es el arte, mi arte, y es hacer lo que me hace feliz, lo que me da calor intelectual y no me deja helado como aquel “helarte” del profesor chiflado, aunque parezca estúpido yo y lo que hago, a los ojos de esos que según ellos no son estúpidos pero que para mí son seres estopédos que se mueven según sople el aire porque flotan llevados por las corrientes estúpidas al estar completamente llenos de gas meón y miel-dá (que no es miel regalá).

Y así llevo más de tres décadas, haciendo un sinnúmero de estupideces en el arte, o así lo ven esos analfabetos que se ríen y/o se asustan de lo que no entienden, y analfabeto no es quien no sabe leer, que ese bastante desgracia tiene, analfabeto es quien saber leer y no le da la gana de leer, y además no le da la gana de pensar, ese es el verdadero estúpido al que hay que temer y evitar (y ahora hablo en serio).

Estimados desestimados y timados, ilustres e ilusos, miembros y miembras de esta Academia Estúpida tupida de Artes y Letras, tengo el deshonor de presentarles a la persona que conozco que más estupideces ha hecho y hará: a mí. Y parece ser que esto de la estupidez va a más y a peor con los años…

Muchas gracias.

Saludos, y Salud (y R) para todos.

RIDÍCULUM

He publicado catorce libros:

El Sol del Corazón (poesía de amor), Latidos de Papel (poesía de amor), La Historia que pudo ser (cuentos históricos), Lo Veo Negro (poesía visual y social), Sonetos decretos y otros poemas (poesía de amor y social), Republicancionero (Canciones del Bando Republicano en la Guerra Civil Española), Risas en Senryus (Senryus de humor), Inmensos Breves Momentos (La vida en Senryus), Te meto con un soneto en to el careto (sonetos críticos y satíricos), Relatos relativamente relativos (relatos), COLORES, MANOS Y LETRAS. Pliego de la Visión nº 87 (poesía visual), GAMAS CRUZADAS. Bicolorland. Curas Ricuras Tricuras. Pliego de la Visión nº 126 (poesía visual), Abcdarios Los Prescindible Nº 16 (poesía visual), Miles de poemas (poesía).

He participado en más de mil quinientas antologías españolas e internacionales.

He colaborado en las siguientes publicaciones de poesía visual y Revistas Ensambladas:

La Jirafa en Llamas, Circulaire 132, LaLata, 2 DIEZ SEIS Gaceta bolsa de papel, 20 20 Convocatoria de Poesía Visual, Attic Zine, 100 % PVC, El Paraíso, Icaria, EL REMITEN-TE, <<10” Cuaderno Artístico, Collage, Revista-Fancine Procedimentum, 3D3 Revista de Creación, A-4 Hoja Poética, Brain Cell, BARAJA POÉTICA BABILONIA, Pequeña Convocatoria de Poesía Visual, Convocatoria Escritura Asémica, Convocatoria Internacional de Escritura Digital Asémica, Cuaderno Gigante Cartón III Plástica Poética, El Caliqueño, Fuego X favor. El Aleph, Improntas – Visual Piloto, Colores – Visual Piloto, Caligrafías – Peralto, VISUAL LIBROS 2001 2010, OBBOpoema, @RtH*Le, t.a.z. tiny art zine, Pense aquí, KART, Wipe, Resite, The Artistamp Revue, FRANTICHAM’S, sPMATSzine, Fingerprints, Tales & Gossips. Fake Polaroids, Art in a Box, La espiral, Museo Mínimo de Poesía Visual, Zine in a Box, Nada Zero, SONETOS Babilonia Revista Ensamblada.

Elia Torrecilla

Elia Torrecilla Patiño
Catedrática
Discurso de ingreso en la Academia Estúpida de las Artes y las Letras.

Presentado por la aspirante a idiota Elia Torrecilla Patiño

DISCURSO-TRANSCURSO

Señoras y señores de la Academia,

Embriagada me hallo ante la enorme felicidad que me produce el haber sido admitida en la Academia Estúpida de las Artes y las Letras.
Recuerdo el día que re-conocí al Ilustrísimo e Impar Decano Estulto y Académico Fundador, el Sr. D. Vicente Gascón García. Fue un día desorbitado, una jornada descomunal en el que la Ilustrísima y Sorprendente Decana Estulta y Académica fundadora Lucía Peiró Lloret inauguraba una insigne exposición en la que el mismísimo Mendel se encontraba libre de prejuicios, según me confesó la académica. Y allí mismo fui convertida en guisante.

En ese preciso instante, el excelentísimo erudito Gascón, se dispuso a señalarme el camino. Cual semilla, me guió y me abrió las puertas de la Academia. Sin titubear ni una singular milésima de segundo, decidí apartar a un lado la disparatada ocupación de convencer de mis vicios y virtudes académicas al docto tribunal de las aguas de las agencias nacionales estatales de desacreditación.

Así decidí emprender mi camino en esta real Academia, donde un verde guisante como yo, insignificante meteorito y fugaz saltamontes, ve reconocida su verdadera inutilidad; con la irrisoria inactividad con la que puedo contribuir en este lunático planeta. Veo aquí reconocida la verdadera improductividad que cada mañana salpica mi día, y que paulatinamente se ve evaporada por este descabellado engranaje en estado perpetuo de torbellino huracanado.

¡Que se pare el mundo! ¡Que lo detengan! Deseo extasiarme de este estupidismo global, real, esencia de la vida misma, donde brotan ríos, fuentes, y regatos pequeños. Quiero caminar por estos surcos, hacer gala y galantería, cortesía de este don que me ha sido otorgado por las más estultas fuerzas divinas, y bailar pretenciosamente con ellas. Zambullirme en una insensata danza como quien ha perdido el miedo a morir. Renacer y bailar sobre sus tumbas.

Espero desempeñar de la más deficiente manera posible, la labor que en ningún momento me ha sido encomendada. Juro y perjuro ejercerla desde la más inverosímil y vulgar imperfección. Me encargaré personalmente de realizarla con la máxima esquivez y displicencia con el objetivo de sembrar la estupidez en el resto de astracanadas semillas. Futuros guisantes del mundo, a vosotros hago esta llamada.

Sumerjámonos en las aguas de la más pura incoherencia, manantial mismo de la poesía, donde las artes y las letras fluyen con el sinsentido que dicta la más universal de las necedades, que la salvaje y humana gente haya avistado y pronosticado jamás.

Gracias

TUBÉRCULUM VITAE

El mismo día que nací me partió un rayo y me convertí en estrella bipolar.
Primero me dediqué a volar. Me perdí. Luego decidí caminar, porque es como bailar el espacio.
Seguí las instrucciones: mueves la cabeza, mueves un pie, mueves la tibia y el peroné.
Andando. Me paso el día andando.

Errante y errática, lubina fresca de asfalto, a la deriva.
Rodando voy, rodando vengo. Por el camino, yo me entretengo.
De cueva en cueva, de costa a costa, y tiro porque me toca.

Si deseas mantener una incoherente conversación con la estupidez hecha carne, no dudes en llamarme. Esa soy yo.

Josep Sou

Josep Sou
Catedrático
Discurso de ingreso en la Academia Estúpida de las Artes y las Letras.

Presentado por el aspirante a idiota Josep Sou

Haec in Stultisima Academia oratione mea admissus est. Sana.

Non attendite me, o circenses tabernarii. Non me vocant, neque me vocant. Ego iustus dico me vox mihi dolet: Pelli tympani vitac infausta latet fortuna. Spacium litterarum occupatum sunt figurae artificiosas sicut columbae in inaniter apocalypsi celebratione privantur. O!!! Nemo me audit, nemo me videt, nemo ore aut rationibus consonantibus nititur. Lingua perit et subtiliter per angulos animae distribuitur.

Sic ego dico vobis. Iosephus Perezivs (sou)

CURRICULUM VITAE

Josephus Perezivs…Carrasco lagenam sumit!!! (Toma del frasco Carrasco)

-Septem volumina separatim.

-Centum versibus profundo.

-Mille sibyllinis litteris.

-Pingit sine colore.

-Tria circumflexa accentibus

magisque………………………………………………………….

Multo magis amo quam id quod mihi

das……………..(te amo mucho más que lo que tú me das)

Dico.

María Jesús Ruiz

María Jesús Ruiz
Catedrática
Discurso de ingreso en la Academia Estúpida de las Artes y las Letras.

Presentado por la aspirante a idiota María Jesús Ruiz

Eso lo aprendí siendo yo una chiquilla, o debería haberlo aprendido, y así me hubiera ahorrado algún disgusto: los tontos tienen una polla enorme.

(María Soto)

Anita Lago, paya, rubia, simpatiquísima y muy bajita, se casó en el verano de 1890 con José Fernández, un gitano grande y manso que nunca cantó, a pesar de ser hijo, nieto, sobrino y primo de cantaores, Los Sordera, criados todos en ese triángulo incandescente del flamenco que desde que Dios no existe forman, en Jerez, la calle de la Merced, la calle Nueva y la calle Cantarería.

Al año y medio de la boda Anita dio a luz mellizos, niño y niña, Juan y Mercedes, que llenaron con sus cuerpos los grandes brazos del gitano José y con sus risas la emoción dichosa de su madre, quien diariamente sacaba a los niños al sol del patio blanco para que escucharan las guitarras y se fueran acostumbrando al jolgorio de la vecindad. «De carita son gitanos, como José –explicaba Anita a sus comadres-, pero el genio es mío, se ríen con todo y nunca tienen sueño».

El matrimonio vivía alquilado en una casa de la calle Nueva; habían buscado por allí su hogar para estar no muy cerca de Dolores, la madre de José, matriarca severa de seis hijos varones a la que ninguna de sus seis nueras acabó nunca de cuadrarle y de la que sus muchísimos nietos no recibieron especial cariño. Era una casa de vecinos, grande y destartalada, donde vivían una docena de familias, la mayoría alrededor del patio bajo, tres o cuatro en el corredor de arriba, junto a la cocina y el retrete común, y una, la de Anita, en la parte más soleada, entre el lavadero y la azotea. Anita era el alma del lavadero: las vecinas procuraban acudir allí cuando Anita preparaba su pila, y allí se posaban los niños más chicos de la casa, en cuclillas sobre el suelo o sentados en los peldaños más frescos de la escalera de la azotea, para oírla cantar y contar las mil historias desvergonzadas que hacían reír hasta las lágrimas a las mujeres y dejaban perplejos a los niños. Hasta el lavadero se acercaba también, algunas veces –cuando su madre se lo permitía-, Ramirito, el tonto de la calle, un hombretón de veintitantos años que entretenía sus horas jugando a la rueda con la chiquillería del barrio o masturbándose delante de las vecinas más viejas, las cuales solían reírle la gracia.

Cuando, a poco de cumplir los nueve años, la melliza Mercedes murió de meningitis se hizo el silencio: en la casa, en la calle y en el lavadero, y las mujeres prohibieron a Ramirito entrar en el patio desde un día en que el muchacho, enterado de la desgracia, vino a cantarle a Anita lo que había aprendido en la rueda: «Merceditas ya está muerta, / muerta está que yo la vi, / cuatro duques la llevaban / por las calles de Madrid…». El gitano José, definitivamente ensimismado, fue bebiendo más y trabajando menos, de manera que, cuando el hijo apenas había cumplido los diez años, decidió que sería él quien ocupara su puesto de arrumbador en la bodega de González Byass. Allí Juan aprendería a sentar las botas y a trasegar el vino, también a ser republicano, algo que llenó de emoción y orgullo el pecho de su madre, pero que a él, andando el tiempo, le depararía la cárcel y la muerte, aunque esa es otra historia.

Anita rompió su silencio en la primavera de 1904, un día en que subió a tender a la azotea y vio, desde allí, cómo unos obreros estaban cerrando con ladrillos y cemento una de las salidas de la calle Nueva, la que se abría a la calle Armas de Santiago, la que quedaba justo enfrente de la esquina del cuartel y de la casa grande del comandante. Alarmada, bajó las escaleras, cruzó el patio, salió a la calle (no lo había hecho desde la muerte de la niña) y se acercó, decidida, hasta aquellos hombres que levantaban la tapia. «Nos han mandado del Ayuntamiento –le explicaron-, por lo visto el Rey va a pasar por aquí».

Luego Anita volvió sobre sus pasos y se presentó en casa de su suegra, al final de la calle de la Merced. Sabía que allí llegaba el periódico de vez en cuando y que un vecino de Dolores, Augusto, que sabía de letras, lo leía en voz alta a quien se lo pidiera. Sí, el rey iba a visitar Jerez, le explicó el hombre; Alfonso XIII –que, por lo visto, tenía buenos amigos entre los bodegueros y que más de una vez había pasado la temporada de caza en alguna finca cercana- iba a hacer una visita oficial a la ciudad; decía el periódico que lo previsto era que, a primera hora, hubiera una misa en La Colegial, adonde llegaría el monarca bajo palio, luego iría hasta el cuartel de San Dionisio, y allí saludaría al Regimiento de Lanceros de Villaviciosa, que habían sido héroes en la Guerra de África, y finalmente se dirigiría, en coche de caballos, a las bodegas Domecq, donde sería agasajado con un almuerzo de gala. «Están tapiando tu calle porque el coche del Rey tiene que pasar por allí, por la de Armas de Santiago, ya han tapiado la calle Cantarería, no quieren que el rey vea a los gitanos».

En el camino de regreso a su casa, Anita compró un kilo de tagarninas, dos trozos grandes de tocino fresco y un hueso de espinazo. A las vecinas, cuando llegó, les explicó por qué estaban tapiando la calle y les dijo que eso las iba a librar, ese sábado, de los molestos paseos de los soldados, que cuando salían del cuartel con permiso curioseaban por allí, se asomaban a los patios y asustaban a los niños con sus pistolas. Luego se puso a cocinar una berza en una olla grande y encargó a su hijo que, al otro día, le trajera todo el vino que pudiera acarrear de la bodega.

El día de la visita de Alfonso XIII amaneció plácido y soleado. Al mediodía Anita bajó la olla de berza al patio y empezó a repartir a las mujeres y a los niños, Felipa sacó la guitarra y con los primeros rasgueos apareció en la puerta Ramirito queriendo bailar. Lo dejaron entrar. Bebido y comido, Ramirito se quitó los pantalones con la intención de masturbarse, pero Anita se lo impidió: cortó las flores más aparatosas de los geranios recién brotados, hizo con ellas una especie de corona y se la colocó al tonto en el pene. Las mujeres hicieron corro y le cantaron la jerigonza: «Que salga usted, / que lo quiero ver bailar, / bailar y brincar, saltar por el aire, / con lo bien que lo baila mi niño, / dejadlo solo, solo que baile…”

Aquella fiesta de la calle tapiada fue memorable, hizo historia en el barrio, y sobre todo fue el primero de los muchos jolgorios que, promovidos todos por Anita Lago, hicieron que el nombre de la única paya de la calle de los gitanos quedara para siempre en la memoria de cuantos la conocieron.

CODA

Cuando en las navidades de 1981 entré en la calle Nueva para intentar grabar las coplas de zambomba de las gentes de esa zona, conocí a María Soto, de más de noventa años en aquel momento. Yo sabía de Anita Lago por las conversaciones escuchadas bajo la mesa, en mi infancia, a mi madre y sus hermanas, todas nietas suyas. Sabía de su genio, de cómo sacó adelante, con alegría, a varios miembros de su familia en una época plagada de penurias, así que pregunté a María por mi bisabuela. La recordaba. Y fue María quien me contó lo de la fiesta de la calle tapiada, y lo del baile de Ramirito, y por supuesto lo de la corona de flores con que Anita adornó su pene, algo que yo no había oído de pequeña, o que no había comprendido, porque también a mí –como a María- me hubiera ahorrado algún disgusto el saber que los tontos tienen una polla enorme.

CURRICULUM

María Jesús Ruiz (Día de san Juan de 1962), es doctora en Filología Hispánica, profesora titular de la Universidad de Cádiz y escritora. Dedica su docencia e investigación a la literatura oral, el patrimonio cultural, la narrativa de los Siglos de Oro y la literatura del exilio español del 39, temas de los que ha impartido clases y seminarios en varias universidades españolas (Jaén, Castilla-La Mancha, UNIA, UIMP), europeas (Colonia, Bielefeld, Burdeos, Moscú) y americanas (La Habana y Filadelfia), así como en diversos Centros de Enseñanza del Profesorado.

Desde 1985 ha realizado ininterrumpidos trabajos de campo recolectando textos de tradición oral en todos los municipios de la Andalucía Occidental, Sierra de Madrid, parte de Extremadura, Canarias, Cantabria y Asturias.

Es evaluadora experta en patrimonio de la Agencia Nacional Española para la Evaluación de Proyectos de Investigación (ANEP) y miembro de varios comités científicos y organismos vinculados al patrimonio cultural, como la Cátedra de Estudios Europeos del Patrimonio (Consejo Superior de Investigaciones Científicas).

En la Universidad de Cádiz ha ocupado los cargos de Directora General de Cultura (2003-2006) e Inspectora de Servicios (2009-2011).

Es autora de una veintena de libros y de más de un centenar de artículos relacionados con la tradición oral y el patrimonio cultural, entre los que cabe destacar En la baranda del cielo: romances y canciones infantiles de la baja Andalucía (Sevilla, Guadalmena, 1990), El romancero tradicional de Jerez (Premio de ensayo 1990 de la Caja de Ahorros de Jerez), La tradición oral del Campo de Gibraltar (Diputación de Cádiz, 1995), Al vaivén del columpio: fiesta, coplas y ceremonial (Universidad de Cádiz, 2008), Crónica popular del Doce (Sevilla, Alfar, 2014), o La zambomba de Arcos de la Frontera: cuaderno de campo (2017). Entre sus investigaciones sobre literatura del exilio español del 39 se encuentra la edición de La molinera de Arcos (Ayuntamiento de Arcos de la Frontera, 2007) y su colaboración en Pequeña memoria recobrada: libros infantiles del exilio (Madrid, Ministerio de Cultura, 2008). Desde 2008 es codirectora de la colección editorial ArteyCrimen (Valencia, Tirant lo Blanc).

En el terrero del ensayo ha publicado El mundo sin libros (Pamplona, Lamiñarra, 2018) y Lo contrario al olvido: de memoria y patrimonio (Lamiñarra, 2020). Es también autora del libro de relatos La música me hacía llorar. Cuentos de sueño y de vigilia (Huelva, Versátiles Editorial, 2022). Actualmente tiene en prensa una edición de la poesía de Alejandro Casona, La flauta del sapo (Tenerife, Diego Pun Ediciones) y el libro Culantrillo llama a la puerta: catálogo y poética del romancero tradicional infantil (Universidad Nacional Autónoma de México – Universidad de Castilla-La Mancha).

José Blanco

José Blanco
Catedrático
Discurso de ingreso en la Academia Estúpida de las Artes y las Letras.

Presentado por el aspirante a idiota José Blanco,  joven poeta desconocido

Señoras, Señores, miembros de la Academia:

En La arboleda perdida, el gran y melenudo poeta Rafael Alberti recordaba cómo en los años de la Residencia de Estudiantes, durante incursiones etílicas con su alopécico amigo Dámaso Alonso, solían terminar meando en los muros de la Academia de la Lengua. Algunos años más tarde, cuando Damasito dirigía el «limpia, fija y da esplendor», propuso reiteradamente al bardo de las camisas estentóreas que ocupara un sillón en la Academia, asunto que Alberti siempre rechazó diciendo que prefería seguir de pie y que, por su parte, seguía meándose en esos muros.

Este humilde servidor de Vds., quisiera ser el digno merecedor del honor que hoy se me hace al ser aceptado estúpidamente en tan Estulta Institución, y corresponder a la irresponsabilidad de sus Señorías, tomando como modelo al marinero en tierra de nadie. Prometo esforzarme e ingerir abundante agua y otros diuréticos hasta lograr escribir de un solo chorro (con perdón) un lema inconsútil que ligue, finja y de estupor.

Soy muy inconsciente de enfrentarme a la tarea descomunal de mantener el tipo y la integridad ante la falta de seso de que sus Señorías hacen gala. Carencia que temo no poder suplir ni con s ni con x, aunque ya me gustaría. Se impone, pues, el repiqueteo del adagio aquel que dice: «Si no puedes vencerlos, únete a ellos». Pero no se ganó Zamora en una hora y presiento que harán falta atajos, beleños, mandrágoras y mitsubishis.

Presumo, porque soy muy presumido, que mi mayor aportación pueden ser, precisamente, mis conocimientos de química y su aplicación en las drogas de diseño, también llamadas drogas rave, drogas de club, drogas tecno, drogas dance o drogas de fiesta, abarcan una gama de sustancias, entre las cuales las más conocidas son el éxtasis, el GHB, el Rohypnol, la Ketamina (Special K), el LSD y el PCP. El bismuto, en cambio, es un elemento químico de número atómico 83, lo que significa que cada átomo de bismuto cuenta con 83 protones en su núcleo atómico. Se representa con el símbolo Bi (igual que las antiguas matrículas en los coches de Bilbao) y se encuentra en el grupo 15 y el periodo 6 de la tabla periódica, por lo que pertenece al grupo de los metales tales.

En efecto, fue el tal Tales de Mileto quien dejó grabada la máxima «Nada en exceso» en otros muros, los del templo de Apolo en Delfos, y no con su orina, sino a cincel, máxima que obvia esta Academia Estúpida, obviamente, como tantos otros preceptos délficos, a saber: «Obedece a las leyes», «Reflexiona sobre lo que hayas escuchado», «Domina tu carácter», «Ejercita la nobleza», «No pierdas el tiempo», «Ten sentimientos de pudor», «Habla cuando sepas», «Arrepiéntete cuando te equivoques»,  «Piensa en lo útil», «No digas lo indecible», o «Ejercita una buena reputación», vamos, lo que para el gran filósofo contemporáneo Joan Manuel Serrat encuentra equivalencia en eso de «Niño, deja ya de joder con la pelota».

Y, sin embargo, La Academia Estúpida de las Artes y las Letras hunde sus cimientos en estos lodos surgidos de aquellos polvos… (aquí dice la acotación: pausa dramática), que repasaré sucintamente, sobre todo, para no dar tiempo a sus Señorías de recapacitar acerca de la estupidez de admitirme en la stultifera navis que desgobiernan:

Desde que un buen día hacia el 300 a. C. Simias de Rodas puso un huevo-poema de piedra, la comunidad poética habida y por haber se ha sentido más aliviada de los rigores estomagantes propios del procedimiento gracias al alivio del poeta de la ciudad del coloso. Tuvieron que posarse moscas, siglos y arabescos, pero luego todo se precipitó. En el París de mediados del s. XIX, el poeta Charles Baudelaire, único caso conocido de dandy indigente, cortejó a Madame Sabatier con un aluvión de poemas anónimos y cartas en las que le llegó a escribir: «Es Vd. más que una imagen soñada y amada, es Vd. mi superstición». Tras seis años de cortejo, la relación se despachó en apenas dos semanas. (Omitiré aquí los detalle sórdidos y la interpretación sifilítica.) Poco después un poeta y noble franco-uruguayo de nombre Isidore Ducasse, paseaba por el mercado de las pulgas, cuando quedó fascinado ante el «encuentro fortuito de un paraguas y una máquina de coser sobre una mesa de operaciones». Ya en los albores del pasado s. XX, el gran poeta, dramaturgo y patafísico, Alfred Jarry, deambulaba en bicicleta por París con una pistola al cinto. En febrero 1916, Hugo Ball y Emmy Hennings inauguraron el Cabaret Voltaire en el número 1 de la Spiegelsgasse, en Zurich, donde volaban soflamas, glosolalias y productos de la huerta del cantón. Y llegamos así al año 1917, año de revoluciones, deserciones e insumisiones. Un soldado corpulento con metralla en el cráneo y el engolado nombre de Guillaume Apollinaire, escribió por primera vez en el programa de mano de un ballet la palabra Surrealismo. Solo un año más tarde, en 1918, otro coloso que se hacía llamar Arthur Cravan se adentró a remo en las aguas del Golfo de México y aún no ha regresado. A partir de ahí se sucedieron partidas de ajedrez, sabotajes, incursiones en busca de lo inesperado a la luz difusa del alba o al oscurecer, cadáveres exquisitos, hojas de navaja sajando globos oculares, meados en los muros de la Acamedia de la Lengua, etcétera, etcétera, etcétera…

Con semejantes antecedentes —y lo que no sabremos—, a quién podría extrañar, pues, que el Singularísimo y Excelentísimo Rector Estulto, Sr. Manel Costa, el Doctor Horroris Causa que en paz descanse, Sr. Curro Canavese, la Ilustrísima y Sorprendente Decana Estulta, Sra. Lucía Peiró Lloret, el Ilustrísimo e Impar Decano Estulto, Vicente Cascón García, el Ilustrísimo y Peculiar Decano Estulto, Sr. Francesc González Molinero, así como los doctores y doctoras miembros de esta Academia, el Sr. Fernando Costa, la Sra. Marta R. Sobrecueva, el Sr. Manuel Puertas Fuertes, y la Sra. Yolanda Pérez Herreras, a quién podría extrañar, digo, que personalidades tan venerables se dejen ver portando objetos en la cabeza, o paseándolos como animales de compañía, o lo que es mejor, si cabe, hurgando en los contenedores de basura. Uno nunca sabe cómo se va a ver algún día. Pues a mí no me sorprende. Tengo que decirlo. Otras personas menos significadas van por ahí con una mancha de nacimiento, o con el Corazón de Jesús tatuado en policromía, o con la insignia de una gaviota en la solapa y no son juzgadas por ello. Tengo que decirlo… A mí lo que me sorprende es que aún no se haya implementado en todos los ayuntamientos el quinto contenedor, el contenedor-museo de objetos para la adopción. (Si no soy admitido en la Academia Estúpida por mis escasos méritos, espero serlo al menos por el peloteo.)

Me gustaría terminar este discurso, citando nuevamente al gran y melenudo poeta de las camisas estentóreas, Rafael Alberti, quien al final de su vida dejó escritas en unos pequeños cuadernos chinos palabras, más o menos, que para mí representan una fuente inagotable de inspiración y que en sí mismas bastarían como discurso de ingreso en esta Academia Estúpida de las Artes y las Letras. Dice así:

«Recurriré a un lenguaje/ total, desesperado,/ para expresar aquello/ que con el que ya sé me es imposible.// Por ejemplo, diré/ resoré lenson corraré son lensen/ dólor ni sarta muersimar mi pena/ ay re mi ay fa mi re sol remido/ no nó no nó si muer/ si muersimar ay ay.// Si os si su si ró/ si né si gró/ si queronsí conflú/ conflume flugro/ neflu gruflu si ós/ si cú si ró/ siqueronsí siné sigró.»

Gracias, Señorías y Autoridades académicas, por la atención disipada, sonrisa bobalicona y mirada perdida, con que han acogido esta monserga estúpida como todos Vds., a quienes hoy me sumo.

CURRICULUM

José Blanco García (Barakaldo, 1965). Poeta y artista multidisciplinar.

Cursó estudios de Filología en la Universidad de Deusto. Fue miembro del Taller Literario La Galleta del Norte, con quienes realizó obras y publicaciones de inspiración colectiva, entre las que destaca la colección de piezas de teatro breve Surtido y crujir de comedietas (Hiru, Hondarribia, 2000), y la colaboración con el Colectivo Karraka en sendas obras llevadas a escena: Hoy, última función y Palabrarismos.

Ha sido distinguido con los premios «Arcipreste de Hita» y «Mariano Roldán», publicando Las obras de la mar. Las obras del amor (Ayto. de Alcalá la Real, 1992) y Cuaderno de bitácora (Ánfora Nova, Rute, 2000), respectivamente. En 2021 ha obtenido la III Bienal de Poesía «Carlos Sahagún», de Onil, por Horario de invierno.

También, ha publicado Mira mi corazón preso en el ámbar de los instantes eternos (Baile del Sol, Tenerife, y Diógenes Internacional, Madrid, 2005); Las nubes (Baile del Sol, 2006); Memoria del caos (Baile del Sol, 2009); Poemas del sublime cotidiano (Ed. Babilonia, Navarrés, 2013); La deriva de Marcos Sima (Baile del Sol, 2015); la plaquette Una burla soberana (stabilestudillo editores, Conil de la Frontera, 2019); Denmark Street, (Garvm, Cádiz, 2019); Amuleto (Baile del Sol, 2019); Calle Blas de Otero (La Única Puerta a la Izquierda, Bilbao, 2020), y Sonetos de confinamiento (Tortuga Samurái, Temuco, Chile), estos dos últimos en colaboración con Javier Aguirre Ortiz.

Su obra ha sido recogida en numerosas antologías, entre las que cabe destacar Bilbao. Verso a verso (Ayto. de Bilbao, 2001); Poesía visual española (Antología incompleta) (Calambur, Madrid, 2007); La mujer rota (Literalia editores, Guadalajara, Jalisco, México, 2008); Antología del beso. Poesía última española (Mitad doble ediciones, Málaga, 2009); Antología 30 (Editorial Pre-Textos, Valencia, 2009); Puta poesía (Luces de gálibo, Málaga, 2010); Un minuto de ternura (Baile del Sol, Tenerife, 2015), y La tierra y la nada (Bala Perdida, Madrid, 2022).

Ha coordinado la revista ensamblada Metamorfosis entre 1998 y 2023:

https://sites.google.com/view/joseblanco-metamorfosis/inicio

Mariano H. de Ossorno

MARIANO H. DE OSSORNO
Catedrático
Discurso de ingreso en la Academia Estúpida de las Artes y las Letras.

Presentado por el aspirante a idiota Mariano H. de Ossorno

Contemplo moscas, como un buen y adiestrado Contemplador o me ausento in situ. Un falso dilema entre el Ser y la Nada cuando ya no tienes donde caerte muerto. Estoy –y no me pregunten ni cómo ni porqué he llegado hasta aquí– en el Museo de Arte Reina Sofía, antiguo hospital de pobres situado en el centro de Madrid. Miro, porque la ocasión así me lo demanda, el Guernica, y sólo soy capaz de pensar lo mal ordenado que debían estar las cosas momentos antes de acabar como lo pinta el cuadro de un disléxico Pablo Picasso, que nunca anduvo por allí.

Al pronto de estar se me acerca un recio vigilante de sala vestido de lagartero y me impele a decir quién soy, mi signo del zodíaco, el origen de mis zapatos, si he venido para quedarme, si entiendo el arte contemporáneo, si soy Amigo del Museo, por este orden. Indignado lo mismo que un muchacho del extrarradio ante el abigarrado escaparate de una pastelería de la calle Velázquez, en el dulcísimo Barrio de Salamanca, Madrid, le confieso lo que me estaba prohibido confesar: Soy el inspector encargado de llevarme las moscas que pululan por allí sin haber abonado la entrada. Al vigilante, con faz de rústico provinciano, parece estimularle los sentidos mi respuesta y me entrega una escopeta de dos cañones. Por si las moscas, me dice al oído antes de dirigirse a mamporrear (verbo intraducible) a ciento dos japoneses, que ya se fotografiaban junto al lienzo del pintor malagueño.

Prohibido hacer fotos en color, les escupe a la cara por echar de menos la escopeta que con tanta generosidad me había donado o prestado o alquilado. Los japoneses se defienden a pedradas teledirigidas desde sus teléfonos móviles. Acude presta la policía municipal esgrimiendo sus cuadernos de multas al instante. Los japoneses se resisten, kamikazes de la
libertad de expresión. Vienen los antidisturbios y despejan la sala de malos modos. El suelo queda cubierto de bolsas de frutos secos y patatas fritas a la inglesa, latas de cerveza y refrescos inanes, pañales de bebés, balas de goma, botes de gases lacrimógenos, sangre loja de los japoneses, compresas perdidas al vuelo, rogativas y plegarias, cuyo significado zen se desconoce. Entra Pistoletto y lo amontona todo sobre una peana dorada. Se restablece el orden museístico. A mis moscas y a mí, que nos manteníamos al margen pese al mosqueo, nos expulsan por considerarnos representantes no acreditados del arte clásico.

A la salida [precipitada] me retiran el carné de Contemplador y mi meten en la boca una tarjeta [roja] en la que, sin mucha literatura, se expresa que, desde la fecha y hasta que el cielo rompa aguas, tengo prohibida la entrada a cualquier Museo Nacional y el acceso a becas y subvenciones convocados por el Ministerio de Cultura; Gobierno de España.

La puta, qué cruel es estar vivo, tuerzo un verso singular del argentino Mario Pablo Ortiz, y lloro hasta inundar de lágrimas y mocos la plaza de Juan Goytisolo. Desespero. Mas cuando la desesperación está a punto de transformarme en el héroe llorón de la penúltima Guerra Civil Española, que me escogió para militar en el bando equivocado, atisbo un rayo de luz (Marisol), un auténtico arco iris de beatíficos colores en el horizonte. Es la figura de Manuel Borja Villel, a la sazón director del Centro, que encamina (es una forma de decirlo) su góndola veneciana hacia el lugar donde me encuentro: subido a lo más alto de la escultura de Alberto: El pueblo español tiene un camino que lo conduce a una estrella, para, al menos, librarme de morir ahogado en las brumosas aguas, las cuales también intentan escapar dirigiéndose a la estación de trenes de Atocha, pues el río Manzanares no va a dar a la mar.

A salvo en la gloriosa góndola, Manuel y yo –con las moscas ya he perdido el contacto y la familiaridad mantenemos una conversación inconfesable. El me dice y yo lo digo cuanto nadie más puede escuchar. Pero en el deber de seguir informando a quienes están siguiendo con atención los pormenores de esa jornada particular [con Sophia Loren y Marcello Mastroianni como actores principales] que me cupo vivir en el desarrollo de mi obtusa carrera artística y ahora les estoy relatando, pienso que lo oportuno es ponerles al tanto de cómo concluyó el asunto. Favorablemente para mí, les adelanto.

Enterado Manuel de mi lamentable situación, tras una larga y prometedora trayectoria de artista experimental, no pudo menos que apiadarse de mí, concediéndome, si no el Premio Nacional de las Artes, que ese año recaería en nuestro común amigo Juan Hidalgo, ¡Viva Zaj!, la posibilidad de convertirme en agente doble con licencia para exponer.

¡Oh!.!.!.!.! Por fin… cuántos años esperando este momento (sic), exclamé rememorando uno de mis poemas más esperanzados, de esos que se escriben mientras todavía saboreas el dulce fruto del amor en los labios; casi al pie del orgasmo que vendrá con el fin del mundo.
Yo agente doble, y triple si fuese preciso. Agente múltiple, polifacético, tontilisto. Maestro zen y tonto de pueblo castellano. ¿Qué más se puede pedir?

(Excurso. Bueno, una vez puestos, creo que debes aprovechar la ocasión y pedir, por ejemplo, que tiriten azules los astros a lo lejos; que cuando se apaguen los faroles se enciendan los grillos; que al olmo seco, hendido por el rayo y en su mitad podrido, le salgan algunas hojas nuevas, y hasta una tarjeta de crédito sin límite. Dos trajes, uno para cada agente; camisas, zapatos con teléfono incorporado; una pistola star 9mm; ir a celebrarlo por
todo lo alto.)

Pero el asunto era más serio de lo que yo estaba capacitado para comprender, en el estado de embriaguez en el que me encontraba. Pero sí vi a Manuel transformarse en el alto ejecutivo que intentaba ocultar bajo su manto proteccionista y me encargaba, ya, con prisa, mi primera misión como espía a dos bandas. Debía infiltrarme en las filas de los jóvenes airados que seguían dale que dale con la inquina de la experimentación, més lluny, sempre molt mes lluny, como en la cancioneta de Lluís Llach, y así alimentaban la fobia contra los valores del mercado, convenciéndolos de lo justo y conveniente de donar sus parcas y obtusas obras, si se las puede llamar así, a su Museo, donde era que tenían un futuro preferente en la sección de modas y vanguardias. Mientras el otro agente que también era yo una vez me afeitaba y me domaba las greñas, aunque conservando algo del desaliño indumentario del artista pobre e idealista, de un místico prê à porter, se colaría en los almuerzos de los Consagrados al objeto de darles que pensar en rebajar los precios de sus valiosas creaciones, puesto que el Museo andaba escaso de recursos y sólo podía aumentar sus fondos caso de que las viudas de los artistas más valorados se decidieran a pagar los impuestos de la herencia recibida, entregándoles obra certificada a cambio de su condonación.

Y en eso ando desde aquel magnífico día en que me admitieron en la Academia Estúpida de las Artes y de las Letras (o sea, empeñado). Fatalmente comprometido, por detrás y por delante, en la noble y artificiosa, a más de estúpida, estulta, mensa, insensata, estólida, necia y bien diría si la llamase acanallada, tarea de transformar y conservar la Historia del Arte en todo su esplendor y su reconocible fatuidad.

Sobra comentar que ningún éxito me azuza y ningún fracaso me para. Trabajo como un tonto para nada y ya ni siquiera espero hablarle a Dios un día. ¡Viva la Inopia!

CURRICULUM

Mariano de Hossorno, por elección propia.

Nacido en Granada el mismo día en que el valenciano Maestro Rosillo pescaba en aguas cántabras una lubina descomunal, que me robó las primeras páginas de los periódicos.

Crecí y me afee con los años, penoso requisito de los poetas (?) heterosexuales.

Parí algunos libro de cuyos títulos me he olvidado y no consiento que me los recuerden.

Vivo sólo a la espera esperanzosa de que cuando el mundo acabe conmigo, sea igualmente que yo acabe con el mundo.

No obstante, confío en que queden algunos y algunas, más de éstas que de aquellos, dispuestos a hacerme un glorioso homenaje.

José Santamaría «Llapis»

José Santamaría "Llapis"
Ilustrísimo y Velocímetro Decano Estulto
Discurso de ingreso en la Academia Estúpida de las Artes y las Letras.

Presentado por el aspirante a idiota Llapis

Apreciados  académicos y académicas.

Con la intención de evitar que sean ustedes futura sustancia e  ingrediente exótico del panorama cultural, o de permanecer expectantes en la cámara de maduración para futuro festín de solaz esparcimiento. Me uno a esta estulta Academia y contribuyo con mis carnes a la parrilla del espectáculo hertziano.

Escojamos entre gruñir mientras defecamos o echar un polvo sobre el capó de un Cadillac El Dorado.

Hete aquí, en estos tiempos de bobería y de arraigamiento del estado de bienestar, al arte como alimento de ociosos recostados en estancias calefactables,  le quedan dos generaciones o menos.

Tiempos se avecinan donde, sera apreciado el hacedor y sus tangibles hechos y no, lo onírico, que se diluirá en una atmósfera enrarecida de vapores fétidos. La creación sera sustituida por el ingenio y la moneda no servirá para amasar producto artístico.

Fácil seria contentar a maleantes adictos al mainstreaming, elementos que son la garrapata cultural de la creación y dejar en el olvido a tantos y tantos cazadores-recolectores que esquilmando el planeta, nos han llevado a disfrutar de longeva y saludable existencia e incluso a sustituir nuestras muelas por otras para seguir royendo genio lúcido

Pero no, saludemos a un porvenir catártico. Atrás  quedan restos de civilización a la deriva catatónica que nos recibe a un espacio pendiente,  pleno en creación, caos, chozas y crueles antropófagos de lo arcaico. Un futuro donde lo efímero y lo estacional suceda a la duradero y lo inmortal sucumba en el interior de cerebros reptilianos.

Por un mundo alfombrado con cristales rotos y cenizas de incunables.

Por un mundo donde los museos derruidos alberguen asustados humanos próximas presas de hordas hambrientas.

Por un mundo estúpido donde los estultos académicos naveguemos sobre nubes, lanzando por doquier escupitajos oscuros y cáusticos.

Por un mundo nuevo y sin orden.

Viva la madre que nos pario.

Bailaremos sobre la tumba de Sorolla.

 

Gracias y buena herramienta.

CURRICULUM

José Santamaría “Llapis”

Conocido por allegados, nací en tierra de ranas, vi antes discurrir imágenes de nubes reflejadas  en las acequias, que el destello de la cabalgata de perros bailando. En una era incierta y silenciosa, mi horizonte circundante, solo lo alteraba el discurrir del agua  hacia destinos ignorados, llevándose los cadáveres inaprovechados.

Desplazarse andando  no es eficiente, siempre he procurado hacerlo lo menos posible, dirigirse moviendo los pies alternadamente cuan hombre prehistórico, evidencia un método desatinado y una falta de criterio para llegar a cualquier ambición.  Es preferible, hablando, imaginando o motorizado, se alcanza con mas eficiencia un recinto creativo o un aposento ocioso con menor coste . Una vez en el destino, uno puede emplearse en lo que prefiera o abandonarse a lo predestinado. 

Desde asistir al parto de una cabra sin manual, a la poesía visual solo median unas cuantas hojas del calendario. Opinar, pintar, escupir certeramente  y mientras, talo arboles o crio gallinas o edifico un cementerio para pestañas ocupa mi tiempo y además de atiborrar el planeta con un repertorio de elementos absurdos. Ya se sabe que los ignorantes no dudamos pero si nos desplazamos y en ello estamos. Eres lo que heces.

Abandoné la fotografiá influenciado por el comportamiento  del colibrí, no tenia sentido captar imágenes, nervioso, metiendo el objetivo, como el pájaro  la cabeza en todas las flores, me parece de mala educación, ir toqueteando asuntos ajenos en toda su extensión. Es alarmante que no sea alarmante.

Hoy, retirado cualquier movimiento, que no sea gandulear, todo se materializa libremente en diferentes procedimientos, sin orden establecido, y queda inerte a merced del ensañamiento del aprecio. Como las ventanas emergentes, ignorar cualquier  asunto es beneficiado por la desatención.

Si es cierto que nadie es inmóvil y que se orbita a  través de constelaciones siempre, aun después de muerto. Si es cierto que nadie muere sin hacer algo inteligente, al menos una vez en la vida, entonces poco hice y me lo pase bien.

SET OBRES PER A SET ARTISTES

SET OBRES PER A SET ARTISTES

Aquesta peculiar proposta va dirigida fonamentalment a artistes amb una certa inclinació envers la idiotesa

ACADÈMIA ESTÚPIDA DE LES ARTS I DE LES LLETRES DEL PAÍS VALENCIÀ

Projecte: SET OBRES PER A SET ARTISTES

Prefaci (paraula terriblement femella, encara que no ho semble): Els artistes tenim el do de la genialitat, de l’espurna creativa, no obstant això manquem absolutament de talent per a gestionar-ho. D’altra banda, si ho tinguérem deixaríem de ser artistes. Açò no ve a compte, però restava molt bé com a introducció.

BASES PER LA REALITZACIÓ D’UNA OBRA COMUNITÀRIA, PERÒ ABSOLUTAMENT INNECESSARIA.

• Cada artista selecciona set objectes distints (tants com artistes participen), quotidians o inservibles, odiats o analfabets, per exemple: un martell, una cadira, una pereta, una pinta, una sabata, un tros de diari, etcètera (no poden ser orgànics ni peribles a curt termini, també es prega rebutjar objectes que per la seua mida o pes complique la seua manipulació i transport).

• Una vegada cada artista ha seleccionat eixos set objectes, li entrega un objecte a cada artista restant (ell es queda un).

• L’artista amb els sis objectes rebuts (més el que ell s’ha quedat), ha de realitzar una escultura o instal·lació. Pot utilitzar qualsevol element secundari per l’acoblament o fixació dels objectes (fil d’aram, corda, pegament, etcètera). També pot pintar-la o portar-la a un curs de Tall i confecció o bé ingressar-la en un convent de Taquígrafes Descalces; això, ja, conforme li vinga de gust a l’autor/a.

• D’aquesta manera podrem fer una exposició de set escultures/instal·lacions, en les que tots hem aportat materials, però cada un els ha unit i muntat com a ell o a ella li ha donat la gana.

• Amb açò aconseguirem diversos objectius artístics:

   – Fer el carallot (gilipollas).

   – Unir a un grapat d’artistes necis.

   – Reafirmar la nostra estupidesa.

   – I continuar sent panolis del cul, encara que això sí, de forma artística i original.

• En aquesta proposta, el veritablement interessant és l’acció de relació entre els objectes triats (segurament amb mala llet i pitjor intenció, perquè els artistes, ja se sap, som una mica fills de putes); la trobada, per atzar, dels mateixos; àdhuc el procés d’assignació a cada artista. El resultat final serà… absolutament insignificant i estúpid; tanmateix, la seua contemplació, amb la poètica de l’observador, causarà estranyes convulsions artístiques en el curiós/a que s’atrevisca a mirar-la.

• Si la proposta ha esdevingut en un acord i tots accepten aquest repte, es pactarà la realització d’una espectacular exposició amb les set obres executades a l’Sporting Club Russafa de València.

• El termini d’acceptació acaba el 15 de novembre d’enguany. Les obres caldria tindre-les a punt el 30 de juny de 2020. L’exposició es faria en la temporada 2020/2021 (d’octubre a maig).

• El president de l’Acadèmia (és a dir, jo), actuaria com a coordinador del projecte.

Si aquesta proposta és rebutjada per algun dels artistes proposats, es prega comunicar-ho al president de l’Acadèmia el més aviat possible, amb el fi de cercar altre candidat/a per completar l’equip. Moltes gràcies.

Manel Costa-Mascarós i Adrian-Niclós

President Efímer de l’Acadèmia Estúpida de les Arts i de les Lletres del País Valencià