Por el insignificante Catedrático de la Academia Estúpida de las Artes y las Letras Vicente Gascón García (un inútil total)
En un mundo movido por intereses, los beneficios por todo lo útil, pretendo defender y defiendo la inutilidad como garante del buen vivir y denuncia de la inutilidad y nocividad de lo útil.
Son útiles los reyes y presidentes, los políticos y clérigos, la economía de mercado y el capital, al menos eso en los que nos dicen reyes, presidentes, políticos, clérigos y empresarios; no sólo lo dicen, sino que también imponen estas creencias en las subyugadas mentes de vasallos, ciudadanos y populacho que, sorprendentemente, les apoyan y respaldan.
Ciertamente, todo esto es muy útil si analizamos el patrimonio y logros económicos de los que ocupan los puestos superiores de la pirámide poblacional. Pero es cuestionable la utilidad de los que están sometidos a la cadena productiva que alimenta las ambiciosas tragaderas de los poderosos.
Sin embargo, las artes no llenan estómagos, no trafican con medicamentos, no mueven máquinas, ni provocan guerras. Bueno, salvo cuando los superiores se aprovechan de las artes para especular y marcar distinción; porque, cómo demostrarían que son superiores y poderosos, si no poseyesen el cuadro o la escultura más cara, o no pudiesen disfrutar, de forma exclusiva, de los grandes eventos musicales o literarios, de rodearse, para su uso personal, de los bufones de las artes, las letras y los espectáculos.
Cuadros, esculturas, literaturas, poética, música, danza, teatro, etc., realmente son tan útiles que los pueden disfrutar, de una manera u otra, hasta los más miserables. No saciarán su apetito, no mejorará su economía o estatus social, ni salvarán sus vidas; pero, a todos proporcionará un cierto goce personal, una sensación de bienestar y calidad de vida. Podrán vivir en chabolas de material de desecho, pero en sus paredes podrás encontrar una bella lámina rescatada de la basura, un objeto meramente decorativo o un reproductor de audio. No aportan absolutamente nada para mejorar su miseria, ni le reconocerán ningún valor económico, tan solo permanecen en su compañía para transcender la vulgaridad de lo cotidiano.
Desde los tiempos más remotos nos hemos rodeados de estos objetos inservibles, desde una piedra con tonalidades o formas que nos atrajo la atención, ramas y trozos de madera, dibujos y pinturas sobre las paredes, músicas para la danza o simplemente para romper el silencio. Objetos y enseres inútiles que se pueden abandonar en una huida precipitada, que sin embargo, a veces, es lo primero en meter en la saca.
Y, ¿qué pasa con lo útil? Por lo útil se pelea y se mata, se generan guerras y odios, se rompen amistades o se deshacen familias. Si asaltan tu casa, los ladrones despreciarán casi todo y sólo se llevaran lo útil, salvo que algo inútil, posea un valor económico que le convierte automáticamente en algo útil, útil para canjear por otras cosas más útiles.
Un coche es algo útil, al menos si necesitas desplazarte con cierta frecuencia. Aunque un coche de alta gama es absolutamente inútil. Si el poseedor, por algún revés pierde poder adquisitivo, el coche de alta gama, no sólo se vuelve inútil sino que genera costes que restan poder adquisitivo y de nada sirve la distinción que pudiera aportar, cuando lo que necesitas es pan.
Curiosamente los más miserables, se conforman con tener entre sus pertenencias el tapacubos o la insignia de ese elegante vehículo, llegando, incluso, a robrarlo sin que ello le vaya a sacar de su penumbra económica.
En resumidas cuentas, lo inútil parece aportar satisfacción, hacer sentir que has alcanzado algunos logros y distinción, o simplemente que aumenta la confortabilidad de tu espacio íntimo, aunque en realidad no sirve, crematísticamente hablando, para absolutamente nada.
Ciertos políticos, en cuanto toman el poder, las primeras medidas que toman es eliminar todo lo que ellos creen inútil; en educación suprimen materias como filosofía, arte, música,.. y potencian otras que contribuyen a mejorar la calidad de vida de los poderosos, arguyendo que sirven para facilitar la disponibilidad de puestos de trabajo, trabajo para satisfacer las necesidades del buen vivir de las personas de bien. Alguien tendrá que limpiar sus casas, cuidar de sus jardines, cocinar suculentos manjares y fabricar sus coches de alta gama.
Lo inútil nos hace más humanos, lo útil nos convierte en depredadores. ¡Viva todo lo inútil! ¡Viva las Artes y las letras! Vivo en una cueva, pero he pintado en sus paredes manos, monigotes y animales.