Beatriu Codonyer
Catedrática
Discurso de ingreso en la Academia Estúpida de las Artes y las Letras

Presentado por la aspirante a idiota Beatriu Codonyer

DISCURSO

En primer lugar, quiero dar las gracias a tan ilustre Academia, por asistir, en la invitación para pertenecer a tan insigne entidad. Es un placer para mí, después de largo tiempo de vaivenes, ingresar en este lugar de encuentro donde se hacen posibles algunos paseos por lo absurdo del arte.

Hoy más que nunca, parece que el nombre de esta Academia es tan acertado, como desacertados son los tiempos que corren, pero por ello mismo la estupidez del arte, nos ayuda a mantenernos en pie y hacerlo con cierta cordura.

No hay día en estos últimos meses, que no amanezcamos a un mundo incendiado de odio. Mientras pasan estos tiempos convulsos, ¿qué mejor que dedicarnos a la noble tarea de lo creativo? Difícilmente con esta destreza, podemos hacer daño a nadie, y eso ya es un logro en sí mismo. Somos esas criaturillas que juguetean con esto del hacer y deshacer, con la indudable certeza de entregarnos a la más absurda y noble de las tareas: la imaginación. Como niñas que nunca crecimos del todo, y cuyo desatino, se ha convertido, seguramente, en una de las más inocentes formas de poder habitar.

Para que esta imaginación no genere monstruos, si no cabañas bajo un árbol en verano, nos entregamos a la construcción de soñar lo imposible. Lo posible ya no nos convence y habrá que creer de nuevo en los pequeños gestos del arte para ir al encuentro de los sueños.

No quiero cansar con palabras, que ya casi nadie lee. Entremos en la Academia con los ojos abiertos.

Beatriu Codonyer

CURRÍCULUM

Decirse, hablarse de una misma. Que difícil tarea, que ficción tan bien fingida, pues es arduo llegar a conocerse. La que más soy es la que era, y cada vez más me parezco de nuevo a ella. Como de pequeña, me gusta correr libre por la naturaleza, ascender montañas no muy altas, y descubrir pueblos y rincones deshabitados. Amo contemplar lo bello del cielo, de la tierra.

Ahh, y del arte. Pues sí, siempre en ello, y lejos de ello. Perdida todavía entre un murmullo que no sé de qué va, del que no consigo descifrar los enigmas. Es siempre el deseo en construcción de habitarlo en lo íntimo de cada día. La nostalgia me acerca, la alegría lo hace posible. La complicidad con los otros, el deseo de compartir, la posibilidad de habitar diferente. El camino a ninguna parte y a todas.  La voz que se detiene y la insistencia que no cesa.

Indago en el cuerpo, en la fotografía. ¿Qué mejor manera de aprehenderse? Deseosa de volver a los espacios compartidos y que la soledad del estudio no lo encierre todo. El cuerpo que nos sostiene y sustenta, atravesado siempre por el Alma, atento a las señales que ella nos proporciona. Es por ello por lo que también escucho a las otras, a los otros, y me cuentas sus tristezas para aliviarlas con esto del proceso creativo, para llegar a su propio encuentro.

En ruta sincera, ya estoy para pocos cuentos, o muchos cuentos, pero francos, amables, cordiales. Eso me sugiere esta Noble Academia.

Gracias.